¿Dificultad o disfunción?
Como terapeuta sexual, me encuentro continuamente con un alto porcentaje de personas que acuden a consulta con dificultades de erección, es decir, con la incapacidad persistente o recurrente para mantener una erección satisfactoria durante un encuentro erótico. Esta alteración suele, además, provocar malestar para la persona y dificultades en las relaciones interpersonales.
¿Por qué me he referido a dificultades de erección y no a disfunción eréctil? Pues bien, esto es porque cuando hablamos de una disfunción nos referimos a que algo no cumple su función. En este caso la función que tiene y ha tenido la erección para una persona (y para la especie) es la de la procreación, al menos biológicamente hablando.
En el caso de las personas que no tengan una erección satisfactoria pero no deseen tener hijos de esa forma, sino obtener placer, lo que se nos plantea es una dificultad. La mayoría de mis pacientes son hombres que no quieren procrear, por lo que en esos casos estaríamos hablando de dificultades de erección que plantean problemas en la obtención de placer, generalmente.
Pienso que la palabra es importante, y no es lo mismo para alguien asumir que no funciona (parece algo propio e inamovible de la persona), a pensar que está teniendo una dificultad temporal que se puede superar (en un alto porcentaje de casos). Hay que tener en cuenta que solamente en un 10% de los casos las causas son orgánicas, y que el resto son psicológicas. Entre las causas más habituales están el miedo al fracaso, la autoexigencia, una mala experiencia que ha generado miedo y preocupación recurrente en cada encuentro, una inadecuada educación sexual o religiosa, la ansiedad, y demás factores psicológicos. Todo esto suele tener importantes consecuencias en la autoestima y en las relaciones y, por desgracia, se da cada vez en gente más joven.
Quiero hacer especial énfasis en el hecho de que la valoración del placer es muy subjetiva, y para conseguir llegar a tener unos encuentros realmente satisfactorios hay que desmitificar el poder de la erección. Con esto me refiero a que, si tus encuentros se basan en llegar, tener una erección y meterla, quizás debas (y te lo digo con todo el cariño) trabajar un poco tu sexualidad, porque te estás perdiendo muchas cosas. Y seguramente, si tu única fuente de placer viene dada por la dureza de tus erecciones, puedes llegar a pasarlo muy mal si en algún momento esto te falla. Cuando hay dificultad de erección no necesariamente se ve afectado el deseo, aunque puede verse afectado cuando la dificultad se cronifica y la persona no encuentra soluciones. Por eso es muy importante pedir ayuda cuando se necesita, porque cuanto antes superes este problema, más sencillo será para ti (y para mí, en caso de ser tu terapeuta).
También considero importante para las personas que tienen pareja, tener en cuenta que no es una dificultad únicamente de la persona que lo sufre, sino una dificultad de ambos. Mientras que en la persona que está teniendo dificultades de erección suelen aparecer sentimientos de tristeza, frustración, enfado, angustia, culpa o vergüenza, en la pareja también aparecen ese tipo de emociones causadas por la sensación de incertidumbre, de no sentirse deseada o deseado, y de hacer atribuciones irreales como que su pareja ya no siente el mismo deseo que antes. En estos casos hay que trabajar con ambos si es posible, y ayudarles a redescubrir su sexualidad y su erótica, y a desmitificar los modelos típicos que tenemos, como los que vemos en el porno y que tan poco nos benefician.
Si estás sufriendo este problema, te recomiendo que no te automediques antes de acudir a un profesional, puesto que si lo haces es posible que lo empeores y generes una necesidad innecesaria si el problema es psicológico. También es muy conveniente que, a la par del tratamiento psicológico lleves unos hábitos de vida saludables, como dormir bien, mejorar tu alimentación, hacer ejercicio de forma regular y disminuir el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas en el caso de consumirlas.
Por último, solamente decir que si estás leyendo esto y tienes dificultades de erección, no estás solo, es más habitual de lo que crees. ¡Y se puede superar en la mayoría de los casos! Eso sí, para superarlo has de querer ponerle remedio y seguir un tratamiento propuesto por un especialista